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No hay cifra salvable en las estadísticas del paro de diciembre, que cierran un 2020 que, si el cromatismo lo permite, ha sido negro oscuro. España tiene 3.888.137 personas en paro, además de las reguladas por ERTE. Es casi un 23% más que en 2019 e incluso en diciembre, con unas navidades robadas por la pandemia, ha subido en 36.825 nuevas registradas.
En total, la segunda ola destruyó, según las afiliaciones a la Seguridad Social, 360.105 empleos en diciembre. El virus se comió la tenue mejora del empleo y, de diciembre a diciembre, las afiliaciones cayeron en casi 400.000 cotizantes. Y con trampa, pues los regulados en ERTE computan como afiliados.
“En plena tercera ola solapada, con Europa encerrándose de nuevo en sus casas, seguimos con las medidas de hace diez meses. Por un lado, vemos nichos de empleo en los sectores que España dio por abandonados, como la I+D+i, la tecnología, las industrias de alto valor añadido… vemos agujeros de personal sin fondo que dependen de las administraciones, como la evidencia de la carencia de personal sanitario para las vacunas. Y, por otro, asistimos cada 30 o 31 a un nuevo derrumbe del empleo efectivo. Y eso que el paro no registra a la mayoría de los pequeños autónomos que están a punto de perderlo todo, si no lo han perdido ya”, advierte Joaquín Pérez.
El secretario general de USO acusa a los poderes públicos “de ser cortos de miras, de seguir atendiendo la pandemia a corto plazo, con medidas para días o para semanas. El virus se ha mostrado incontrolable, hay que tener cintura para tomar decisiones en función de su evolución, sí, pero ya ha habido tiempo para diseñar una estrategia socioeconómica a medio plazo. Incluso pensando en que una inmunidad de cara al verano, aún queda medio año dramático para millones de familia. Y, si la vacuna es esa solución, los gobiernos, además, se están riendo de nosotros al no acelerarla”.
Por último, Joaquín Pérez relaciona estas medidas de empleo “troceadas” con “la paralización de las grandes reformas necesarias, tanto laborales como de la redirección de los sectores productivos. Se está perdiendo el tiempo en mesas publicitarias de prórrogas mes a mes mientras se obvia que se podría estar, al mismo tiempo, trabajando en el campo legislativo en las cámaras”. |